La mayoría defendemos la idea de que las personas con discapacidad deben tener los mismos derechos y oportunidades que cualquiera.
Sin embargo, si nosotros no hemos tenido la oportunidad de convivir de cerca con una persona discapacitada, la realidad es que no sabremos cómo tratarlas.
Muchas veces, como seres humanos empáticos, tenemos la costumbre de tratar a un o una discapacitada con mucha delicadeza, con temor a herirles o como si fueran inútiles. Y no lo hacemos de mala fe, al contrario, lo que queremos es ayudar.
Pero, ¿qué creen?
No son jarritos de Tlaquepaque… bueno, algunos sí, sin embargo, no necesitan que el mundo les esté recordando lo frágil que pueda ser su salud. Nada de diminutivos: sordito, cogita, cieguito, malito. Son personas con discapacidad, ciego, sordo, mudo y ya.
La clave es siempre tratarlos como lo que todos somos: personas.
Para empezar a incluirlos, primero debemos cambiar la manera en cómo nos comunicamos, de esta forma, nos transformaremos en una mejor sociedad.
Conoce:
- Su nombre
- Sus gustos
- Aficiones
- Fortalezas
No los tratemos diferente y date la oportunidad de conocerlo(a).
¡Por un mundo inclusivo!