Hoy se cumplen exactamente 6 meses del accidente que me revivió. Así es, un evento que me ayudó a nacer de nuevo, a ser mejor.
Como muchos en este grupo sabrán, el 17 de abril de este año tuve un fuerte accidente en moto que –no es cliché- pero me quitó la vida. Todo por la imprudencia de una persona que no supo estar al volante. Amigos, familia, conocidos y gente a la que pueda llegarle este mensaje: El “Maneja con precaución” no es una frase hecha sólo para molestar o irritar a un conductor, es verdad que en esta época muchos de nosotros vivimos a la carrera tratando de hacer el menor tiempo posible para llegar a nuestros respectivos compromisos, pero debemos tener una fuerte educación vial que HAGA CONSCIENCIA y nos ayude a salvar vidas. Por ahorrarnos unos segundos, podemos cambiar la vida de alguien para siempre. Seamos cuidadosos, seamos prudentes, seamos conscientes.
Yo sigo aquí. Primero que todo, gracias a Él, gracias a Dios porque contra todo pronóstico él pudo regresarme a la vida, porque Él lo puede todo y sólo Él tiene la capacidad de cambiar el rumbo que cualquier Ciencia pueda dictar. En segundo lugar, gracias al excepcional trabajo de grandes Doctores del hospital UC Irvine Medical Center y al cuidado de amorosos y excelentes enfermeros y terapeutas; hoy estoy aquí… más vivo que nunca.
Y, aunque haya perdido mi vista “física”, puedo ver mejor que antes, veo más colores en la vida y en las personas, veo más luz.
No puedo negar que ha sido un proceso bastante difícil desde el momento en que desperté a mi nueva vida; primero tuve una psicosis que afortunadamente no recuerdo, dolores agonizantes y varios meses de una terapia que me ha llevado al como estoy el día de hoy.
Hace 6 meses estuve en la lista de morgue por dos semanas, en coma 22 días y sin probabilidad de tener una vida digna. Hoy puedo pensar y me atrevo a decir que mucho más claro que antes, tal vez no pueda ver una cara, o un paisaje con mis ojos… pero puedo ver el alma… “Solo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos” – El Principito.
Mis heridas físicas van sanando cada día más, ya no tengo fracturas, ya no necesitan operarme nuevamente y en mis citas médicas se confirma que mi estado de salud mejora día con día.
El accidente puede que tenga un “por qué” eso no lo sé, pero me gusta pensar en un “para qué”, a raíz de esta situación, mi familia y yo conocimos un lado de la gente que no sabíamos que existía, la compasión.
El amor tan grande de desconocidos que se unieron en rezos y oraciones en diferentes credos aclamando al mismo Dios. ¿Para qué? Esa es una de mis respuestas… independientemente de los matices de cada religión, el amor por Él es el mismo.
Quiero hacer un agradecimiento especial a mis tíos Jesse y Elena, quienes en el momento del accidente no eran tan cercanos con mi familia y conmigo, sin embargo, no dudaron en abrirnos las puertas de su casa, y sobretodo… nos abrieron las puertas de su corazón, me trataron como a un hijo. Tíos, ustedes son uno de los regalos que Dios me envió a raíz del accidente, estoy agradecido y los amo.
No tengo palabras suficientes para agradecer a mis papás y a mi hermana gemela, quiénes dejaron toda su vida en México para viajar a otro país y estar a mi lado, independientemente de cual fuera la elección de Dios. Ellos me dieron una gran lección de vida y estuvieron conmigo en los momentos en que más los necesité; yo sé que la familia no se escoge, pero si pudiera hacerlo, los escogería a ustedes. Su corazón, su entrega, su paciencia y su amor.
En el hospital varios enfermeros y doctores me dijeron que ese amor no se ve mucho en pacientes terminales, y que consideran que es un gran factor de mi recuperación, esa energía tan bella que me transmitieron día y noche, esa paz… Gracias por estar a mi lado y renacer conmigo.
Finalmente y no menos importante, quiero dar las gracias a todas y cada una de las personas que me apoyaron desde el día uno con sus oraciones. Dios los colme de bendiciones.
CONSEJO: La vida, amigos míos, se va en un abrir y cerrar de ojos, no hay más verdad que esa. Por eso, aférrate a las cosas, personas y situaciones que te hagan feliz, busca hacer cosas nuevas, salte de la rutina, aprende a vivir. La vida es un regalo más valioso que todo el oro del mundo, cuídala y aprovéchala.
“No creo en Él porque lo veo, lo veo porque creo en Él.”
Los quiere, Gerry.
Por Gerardo Bermúdez
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