Oculto en el barrio de Santa Catarina, justo detrás de la Casa de cultura Jesús Reyes Heroles, existe un callejón empedrado lleno de las más aterradoras experiencias.
El angosto callejón tiene un misticismo que lo ha convertido en uno de los lugares más famosos de la Ciudad de México. La historia se remonta a la época de Lázaro Cárdenas, en donde un militar atormentado por su estilo de vida, no lograba tener relación alguna con la gente de su alrededor, por lo que el odio y la amargura se apoderaron de él haciéndolo una persona solitaria y fría; se dice que un pequeño niño fascinado con el militar anhelaba jugar con él porque le atraían su uniforme y trajes oficiales. Al militar le molestaba que se le acercara el pequeño con tanta insistencia por lo que en un momento de desesperación, perdió los estribos, enloqueció, y lo golpea brutalmente llevándolo hasta el árbol que se encuentra en la esquina del Callejón del Aguacate, finalmente, lo ahorcó colgándolo en el árbol (el quede encuentra atrás de la virgen).
Cuenta por ahí que se oyen gemidos, sollozos y a veces, se alcanza a percibir la presencia del niño, inclusive su cara de sufrimiento se forma en el tronco del árbol. Para quienes han visitado este lugar a media noche se siente el ambiente lúgubre y tenebroso, recordando aquel cruel asesinato, quedando como único testigo un monje que observaba el asesinato desde la ventana del claustro, donde vivían siete monjes.
Actualmente se habla de una nueva y trágica leyenda que consiste en la muerte de una pequeña niña atropellada en el lugar, la gente cuenta que ese mismo el día, cuando se encontraba agonizando, el diablo ofreció salvarla a cambio de que le diese su alma, pero éste la engaño y la llevó a otra dimensión -Dios, qué miedo..- por lo que su alma atormentada y enojada, ronda en aquél lúgubre callejón.
¿Quién se anima a ir por unos esquititos?