Somos seres racionales y emocionales que estamos acostumbrados a estar acompañados. Solemos necesitar a alguien que nos escuche y que esté ahí en todo momento para escucharnos, mirarnos, hablarnos, etc. Se podría decir que la compañía es el estado natural y por ende la sensación de soledad nos pude destruir por completo.
Entonces, que extraño es que alguien nos diga que podemos estar bien por nuestra cuenta, que los momentos de soledad son para fortalecerse y no para entristecerse. Que el momento de pasamos con nosotros mismos es casi tan valioso como el que pasamos con nuestros seres queridos y amigos. Que no hay mayor placer que el de lograrse sentirse completos e inspirados al momento de estar por nuestra. Que el futuro no es algo incierto sino algo intangible que podemos ir moldeando con nuestras acciones y deseos más fuertes. Que tenemos que entender que no podemos controlar lo que pase con nosotros, sino la manera en que reaccionamos a las circunstancias. Que somos más bellos al momento de aceptar como seres individuales a los que no le damos a nadie la responsabilidad de darnos felicidad. Que somos más sabios y amoroso cuando abrazamos nuestra alma y le transmitimos todo nuestro cariño. Que estando bien con nosotros mismos, una luz interior brilla tan llena de vida que nadie que tenga ojos para verla, será capaz de evitar voltear a vernos y desear estar como nosotros… estar con nosotros.
Suena difícil creerlo, suena difícil el creer en verdad… nunca estuvimos solos…
Por Raúl Millán