¿Cuántas veces hemos andado por la ciudad o por algún pueblo o camino y miramos un paisaje y/o una composición visual que le ha agradado a nuestros ojos?
Nuestros sentidos se alimentan principalmente de aquello que podemos mirar y apreciar, nos sentimos inmediatamente parte de algo que nos seduce la mirada y encontramos la mejor manera de transmitir aquello que nos hace sentir al momento tomarle una foto.
Con la tecnología actual, es más fácil poder transportar a amigos, familiares y seres queridos, una experiencia y una sensación a través de las fotos que se comparten en redes sociales. Desde un delicioso corte de carne término medio con papas cocidas y una cerveza bien fría en un restaurante, hasta el tamal de pollo en salsa verde de la mañana. Las fotos de comida y bebidas rondan en la red como gotas de agua en un río, así como puestas de sol, lluvia, flores (fauna silvestre), nuestras mascotas haciendo o no haciendo nada (pero por alguna razón también se ven adorables), son algunos ejemplos de las imágenes que nos gusta ver y compartir en todo momento, ya que sin pensarlo, estamos mostrando al mundo una parte de nosotros, ese algo que nos hace ser únicos y especiales para aquellos que logran apreciar aquel sentimiento e intención detrás de esa fusión de colores, movimientos y sabores que día a día ilustramos en nuestras fotografías.
Por eso, si nunca te has tomado la molestia de capturar aquello que te hace feliz, de invito a hacerlo, pues con gran alegría te podrías dar cuenta que lo que para ti es adorable, delicioso, bello, y demás, también puede serlo para los demás. No te quedes con las ganas de tomar tu celular y sentirte un fotógrafo por algunos segundos al momento de capturar algo, no importa el enfoque, no importa el ángulo o la calidad de la imagen, lo único que importa es aquello que tus ojos quieran contarle al mundo, aquel álbum de la vida que algún día querrás echar un vistazo el cual te transportará de nuevo a revivir ese momento tal cual… como si estuvieras ahí de nuevo… Un verdadero viaje a lo mejor de tu pasado.
Por Raúl Millán