“No te enamores” fue la instrucción número 1 que me dio al empezar todo esto, debo decir que no saben lo mal que me sentí al leerlo, pensé, ¿quién nos creemos en la vida de alguien para pedir algo así?
Las reglas aquí estaban puestas, esto no iba a ser amor, era mucha felicidad, muchos momentos bonitos pero todo tenía un alto, no debía enamorarme, la verdad pensé que sería fácil, al final llevo ya varios años sin novio así que no enamorarme obvio era pan comido.
Día a día me repetía en mi cabeza esa frase para que nada se me saliera de control, al final si me enamoraba yo era la que iba a salir lastimada, él ya había dicho que no iba a pasar nada y siempre he creído que cuando un hombre te dice “NO” es porque no hay vuelta atrás, no va a cambiar de opinión y lo que pase será sólo problema mío.
Y así seguimos hablando diario, él se volvió parte de mi día a día, no podía imaginar una mañana sin su mensaje de buenos días o no saber de él, no podía pensar en no contarle si me pasaba algo y no quería estar un solo día sin oír su risa al teléfono. Sí, todo parecía bonito pero la regla #1 ahí seguía, así que por momentos sonaba como una loca, porque le pedía ya no más cursilerías y lo hacía porque quería protegerme, no quería salir lastimada con algo que ya se me había advertido.
Y es que, ¿cómo no iba a enamorarme si me hace reír todo el día? ¿Cómo lo iba a lograr si saca lo mejor de mí? ¿Cómo no iba a enamorarme si me siento feliz con él? ¿Cómo no iba a enamorarme si sus abrazos hacen que me sienta segura? Cuando vivía todo eso, no entendía cómo es que iba a lograrlo, cómo no iba a enamorarme de alguien que parecía ser todo lo que he buscado por mucho tiempo, bueno, el sólo hecho de con él poder ser yo sin pena era razón suficiente para enamorarme de él.
Había días en los que sólo quería ya no hablarle, porque sabía que esto iba a salir de control y por nada del mundo lo quería perder, si me tenía que conformar con su amistad para no perderlo, estaba dispuesta a hacerlo. No te enamores, no te enamores, lo repetía cuando pensaba en él y sonreía, lo repetía cuando estaba viendo nuestras fotos, lo repetía cuando oía su voz y suspiraba, aquí no hay amor.
Lo que pensé que sería pan comido se empezaba a complicar, no entendía cómo el destino no me puso a alguien que si se quisiera enamorar, que si quisiera estar conmigo, ¿por qué a él que no quería?, respetar la regla #1 se empezaba a complicar, comenzaba a sentir cosas tan lindas, no quería renunciar a él.
Cuando decía “no me quiero enamorar” era porque ya lo estaba, un día desperté confirmando que eso de lo que estaba huyendo y queriendo evitar no lo había logrado, ya me había enamorado de él y jamás se lo podré decir.